miércoles, 9 de diciembre de 2020

La espada perdida del Vikingo inmortal

Un vikingo que no va a la batalla por perder su espada principal, encuentra tas revueltas en la fiesta de la cerveza varias y las esconde bajo tierra, bajo un montón de monedas.
Recupera su espada secundaria debajo de ésta pila tras haber pasado miles de años, y está oxidada.
¿Y la primera?

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Las huellas de la vida o El niño triste

EL NIÑO TRISTE...

 Un niño triste que cree ser diferente en una sociedad en la que hacen y nacen todos iguales. Se enfada, se escapa de casa por defender lo que realmente cree, le obligan a creer que es igual que el resto; en el metro todo el mundo está sentado escuchando sus propios cascos, pero hay alguien que no, pone su mirada en él pero ni se da cuenta. Sigue creciendo y el mismo que le miraba, más tarde, aparece en la playa en la que ha llegado a parar. Las huellas en la arena son de todos los que van descalzos iguales. Las de aquel hombre solo dejan una, es cojo. Crece con dolor y odio hacia todo lo igual, se niega a seguir las pautas y normas establecidas hasta que conoce a una chica. Pero la cosa, tras dejarse llevar ella le dice que es como todos los demás. Algo que le destroza el corazón y le deja hecho polvo, se viste como el resto (con uniforme, como el resto) hasta que un día mira al rededor.

 Algo pasa, quiere demostrar que el mundo está equivocado. 


miércoles, 18 de marzo de 2020

Al

Al es un ser vivo curioso que no ha encontrado su lugar en el mundo.

En su afán por encontrar la verdad, su verdad, se sube a un árbol en plena selva y se topa con el Gocacu.
—Esas garras poco puntiagudas... y esa pequeña cola no prénsil, a diferencia de la mía, no te servirán para trepar. Éste no es tu sitio.

Al siguió su camino ascendente y llegó hasta la gruesa copa, donde se posaba un Loreña. Lo mira de arriba abajo y silba.
—Esas alas no te servirán para volar. Y con ese pico... tampoco podrás cazar. Éste no es tu sitio. —dijo abandonando la copa planeando en picado.

El Al cayó de lo alto del árbol aterrizando, por suerte, en su caída vertical en el agua. Un Sarfín lo vio ya bajo el agua.
—Qué branquias más raras. Con esas aletas no llegarás lejos. Éste no es tu sitio. —y se fue coleteando de arriba a abajo.

El Al, derrotado, salió del agua buceando hasta la orilla más cercana esperando encontrarse otro como él para entender de qué pasta estaba hecho.
Pero ello nunca dejó en Al el ánima por los suelos. Nunca se desmotivó y nunca perdió la esperanza el ser incomprendido de convertirse en alguien capaz de comprender quién era.

lunes, 27 de enero de 2020

Hoy no era el día

«Papá, hoy me encontraba un poco mal.

Me has puesto el agua fría, el biberón frío, has tardado en vestirme y encima hasta me has mojado jugando o yo que sé la frente.

Hoy no era el día.

No estaba bien hoy como para que encima me lo sirvas todo frío.»