lunes, 12 de noviembre de 2012

Pobres palomas (Pensamientos Fulghumeantes)

Estamos engordando a las palomas, para muchos la mugre de la sociedad, pero nadie piensa en cocinarlas y comérselas; aunque tampoco sería una solución, supongo que por las enfermedades que conllevaría. Esta sociedad tan preparada para sacar beneficio y partido de los problemas ajenos, me da la sensación que cualquier día empezaremos a sacar negocio cuando tengan el suficiente dinero como para elegir entre un gimnasio o una rápida liposucción.

Cada otoño la misma historia. Entre largos paseos me topo aún con algún árbol de esos de crecimiento rápido, supongo. Y como al salir de un exámen, las hojas llegadas el final de su misión en el árbol se desprenden y las olvidan a su suerte. Pero quiero creer que esa suerte forma arte de algún plan natural, que esas hojas tienen el cometido de desintegrarse entre la sociedad, como en un futuro con las palomas. Confieso que me encanta escuchar el crujido de hojas secas y conforme avanzo por la calle, siempre que puedo, chafo algunas, y cuantas más mejor. Lo más entretenido es cuando, de mañana temprano, nuevas hojas que esperan la llegada de alguien que termine con su sufrimiento son satisfechas una tras otra, tras otra; no me gusta encontrarme con que siguen verdes, con que aún estén amarillas o peor aún, cuando te das cuenta de que ya las ha chafado otro. Es como ver la belleza en el reciclaje natural, el curso de natural de las cosas, basura biodegradable.

Y mientras droides medio humanos medio robots ya andan por las calles con una absoluta dependencia por la tecnología avanzada en la comunicación a distancia, pero cuando se trata de entender cara a cara esa tecnología es inútil porque aún nadie ha sabido describir y explicar la comunicación del hombre de las cavernas, supuestamente más simple, pero a la vez necesaria para entenderse. Aunque si quiera hoy en día entienden su parte humana. Yo mientras voy danzando al son de las hojas, con papel y boli cuando quiero apuntar algo, como mi alarmante preocupación por el sobrepeso de las palomas. Si es que tantos viejos parados y sentados en un banco con las migas que se caen al suelo da que pensar.Y entonces es cuando me doy cuenta de estos pensamientos y me decido a escribirlos como estoy apunto de acabar ahora mismo. Esperemos que algún grupo social se de cuenta de este problema y empiecen con nuevas leyes para los androides, pero al paso al que avanza todo creo que serán las palomas las que tomen la iniciativa.

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